Establecer nuevos objetivos, indicadores y metas es un verdadero reto que año tras año todos los gestores de sistemas deben enfrentar, no solo para la certificación BASC sino también para cualquier otra norma o estándar internacional que busque la mejora continua como valor agregado en sus empresas certificadas. Este proceso conlleva un seguimiento a todo lo largo del ciclo Deming o PHVA, iniciando con la (P)lanificación donde se establecen las metas y objetivos alineados a las políticas y compromisos a largo plazo , siguiendo con el (H)acer, que implica la elaboración y ejecución de programas que garanticen el cumplimiento y recursos para estos planes, (V)erificando los resultados a través del monitoreo constante y recurrente de indicadores de seguimiento (Kpi’s) y un programa de auditorías; y finalmente tomando (A)cciones sobre las irregularidades encontradas para mejorar el desempeño de su sistema de gestión, involucrando todos los colaboradores y partes interesadas de su contexto y alcance.
Durante todo este proceso las organizaciones deben contar con una análisis de riesgos que le permita alcanzar los objetivos con la menor desviación posible de su planificación, contemplando no solo las vulnerabilidad laborales, ocupacionales o financieras, sino también un estudio de la integridad de su carga o servicio en toda la cadena de suministro, que para BASC se refiere a todos los actores que forman parte del comercio en el país. BASC define el riesgo como el efecto de la incertidumbre sobre nuestros objetivos, por lo que debe ser considerado por las organizaciones al tomar decisiones a corto, mediano y largo plazo. Cada acción llevará consigo un riesgo inherente, que aun identificándolo y estableciendo controles para mitigarlo, tendrán un factor residual por pequeño que sea. El reto es crear consciencia de su existencia integrando la gestión de riesgo en nuestra planificación y toma de decisiones, para incrementar la probabilidad de éxito y reducir los niveles de incertidumbre ante los cambios del entorno.
La gestión de riesgos le permitirá tratar estas debilidades para mitigar su impacto o reducir la probabilidad de ocurrencia de acuerdo al nivel de criticidad determinado. La norma BASC requiere además de la identificación, análisis y trato, el monitoreo y comunicación de estas decisiones como parte de su requisito para las empresas certificadas, así como una revaluación mínima anual de este proceso. Para esto la familia de normas ISO 31000 establece principios y directrices que ayudan a determinar al apetito de riesgo de la empresa como parte de una estrategia previamente establecida en la organización.
Esta gestión debe expandirse a todo lo largo de la cadena de suministro, desde sus suplidores o asociados de negocio aguas arriba, hasta su destino final, también conocido como aguas abajo en la norma ISO 28000. En este sentido las buenas practicas llaman a crear una matriz de riesgos por cada ramificación en la cadena logística o de suministro que contemple los diferentes factores y contextos implícitos. Esto es, para el caso del transporte, los riesgos involucrados si el envío es por tierra, mar o aire, o una combinación de las anteriores.
Iniciemos cada ciclo de mejora estableciendo políticas y objetivos que nos permitan dar el debido seguimiento a nuestro SGCS BASC basado en un análisis de riesgos, alineado con nuestra estrategia de negocios, integrando vertical y horizontalmente otros sistemas de gestión y actores en la organización, factores identificados para la mejora continua, limitados únicamente por la meta de ser cada vez más seguros y competitivos como individuos, como sector y finalmente como país.
Omar Castellanos Director Ejecutivo BASC Dominicana